En primer lugar, se coloca la tinta en el cliché, que posteriormente es barrido por un fleje fino de acero llamado “racla”, dejando únicamente la tinta de la parte en relieve o del huecograbado.A continuación, el tampón desciende sobre el cliché y absorbe la tinta del huecograbado para ser aplicada después sobre el producto. Al comprimirse el tampón, se inyecta aire, lo que hace que la tinta pase del cliché hasta el tampón. Cuando la tinta entra en contacto con el aire, se vuelve pegajosa, lo que hace que se adhiera fácilmente al tampón y posteriormente al producto.
Cuando se levanta el tampón, la tinta se levanta junto con él, mientras que una cantidad reducida se mantiene en la plancha.
Mientras el tampón se aleja, se vuelve a cubrir de tinta el área de la placa para que esté preparada para el regreso del tampón al comienzo del nuevo ciclo.
Por último, el tampón desciende sobre el producto y transfiere la tinta sobre su superficie. El tampón se levanta y regresa a su posición inicial, reiniciando así el ciclo de marcaje.