El termograbado es una técnica de impresión en la que se realiza la transferencia de pigmentos en alta resolución a la superficie de un objeto a través de un proceso de exposición a altas temperaturas. El diseño, que ha de prepararse previamente, se graba en una cuña (elaborada en materiales que ayudan en la transferencia de calor como silicona, bronce, estaño, magnesio o aluminio), y se coloca sobre una película llamada “foil” que, al mismo tiempo, se ha de situar sobre la superficie que se desea marcar.
El acabado se presenta como un efecto de hendido sobre la superficie del objeto.
Esta técnica, nos permite trabajar con diferentes tipos de materiales diferentes entre sí, como es el caso de cartón, tela, plástico, piel o madera, entre otros.